SINOPSIS:
Diego nació bajo el influjo de la estrella del Desarraigo. En 1941, tras la Guerra Civil española, su familia, que vive en Ceuta, tiene que huir precipitadamente y se establecen en la Zona Internacional de Tánger. Como refugiados, sus inicios son muy humildes, comenzando a vivir en un gueto judío.
La vida de esta familia se convierte, día tras día, año tras año, en una lucha constante por la supervivencia y la superación. Diego cursa sus estudios de bachiller en el Liceo Francés y, como segunda lengua, aprende inglés.
Tras una serie de trifulcas y atentados, Marruecos consigue su independencia. Los judíos les hablan de aquéllos que se han marchado a Venezuela en busca de fortuna. Así, en 1957, toda la familia se traslada a Caracas. Diego ya tiene diecisiete años y comienza de inmediato a trabajar. A partir de ese momento comienza, para él, una trepidante carrera por un ideal de libertad, dignidad y superación profesional. Esta constante huida hacia adelante lo llevará a recorrer el continente americano de norte a sur, desde Chicago hasta Buenos Aires. Pero el paraíso venezolano lo ha seducido. Su vida, lejos de ser apacible, se llenará de aventuras, con situaciones cómicas o peligrosas.
Diego nos cuenta sus vivencias, cómo era la vida tanto en Río de Janeiro, donde tiene una inquietante experiencia con la macúmba brasileña, como en la Caracas de aquellos tiempos, con la corrupción política, los robos o los policías y sus mordidas. Una noche, antes de salir a cenar fuera con su esposa y unos amigos, Diego es consciente de que porta, en su cintura, un revólver Astra, cañón corto, calibre 38. Entonces, comprende que algo va mal. Esto sienta las bases para comprender que es hora de hacer un cambio drástico en su vida.
PRÓLOGO DE RAFAEL GÁLVEZ:
Acabo de terminar de leer este libro, Huellas en la arena. Lo he dejado sobre la mesa y me he recostado, tratando de relajarme al máximo, sobre el sillón en el que he efectuado la lectura. He tomado aire profundamente y, luego, con lentitud, lo he ido soltando mientras sentía angustiosos recuerdos y unas gotas rebeldes brotaban en mis ojos, al sentir la emoción de una vivencia que no era mía.
Huellas en la arena es un libro no solamente histórico, en cuanto a sucesos y fechas reales que movieron y conmovieron al mundo en el tiempo que describe el autor. También hay que tener en cuenta la vida de su personaje principal, de Diego. El autor nos relata, con minuciosos detalles, la vida de Diego, su nacimiento, recién terminada la guerra civil española, con todo lo que convulsionó posteriormente al país y al resto del mundo.
Pero, además, esta obra no sólo relata la vida y milagros de este personaje y su familia, nos hace recordar, a muchos, nuestra propia historia, la mía, la tuya, amigo lector. La de todo aquel que tenga esta edad, en la que vivimos la mayoría de los pasos que vivió Diego.
Su niñez, sin entender nada. Su lucha para salir de su encierro social y sobrevivir en un mundo que no sabía salir del caos. Sus traslados, primero a Tánger, muy joven, después un gran salto al continente americano, a Venezuela, en donde comienza a trabajar muy pronto gracias a sus conocimientos de dibujo técnico en una prestigiosa empresa de Caracas, la capital.
Llegado el momento, Diego forma su familia, su esposa, sus hijos, y no descansará un momento para conseguir que ellos tengan la paz y el bienestar que él no pudo conseguir. Una lucha que duró muchos años. Mientras Diego nos narra sus tribulaciones por tierras americanas, el narrador, a su vez, nos va contando paralelamente qué sucede desde el punto de vista político e histórico, tanto en Venezuela como en su querida España.
Insisto, el autor de Huellas en la arena, Santiago Pescador, con el relato de la vida de Diego, me está recordando mi propia vida… y también la vuestra, lectores, y la de muchos emigrantes, y de otros que no se hayan desplazado de su lugar de nacimiento y, aun así, han dejado sus «huellas sobre la arena».
Esta historia me hizo recordar mi vida, por ello esas lágrimas y el suspiro profundo que me ha hecho volver a la realidad. Hay que seguir viviendo, como lo ha conseguido Diego, el personaje de Huellas en la arena del autor Santiago Pescador.
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